viernes, 31 de mayo de 2019

La Hepatitis C y el impacto de los antivirales actuales


La infección por el virus de la hepatitis C (VHC) puede evolucionar a la hepatitis crónica, cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular. Esta secuencia puede ser interrumpida si el paciente recibe el tratamiento adecuado. Los medicamentos antivirales para tratar al VHC han demostrado ser seguros y eficaces. Hoy es una realidad la erradicación del VHC con el uso de estos antivirales, se afirma en una revisión de JAMA.
Para el diagnóstico de la infección por VHC el primer paso es la determinación de los anticuerpos contra el VHC. Si resulta positivo, se realiza la prueba del ARN del VHC. Una prueba de ARN positiva indica que el individuo tiene una infección activa. Por su parte, el resultado es negativo cuando la infección ha sido eliminada. Si la infección es reciente, se producen fluctuaciones en el ARN del VHC. Por ello, ante un resultado negativo, la prueba debe repetirse.
La curación se define cuando el ARN del VHC está por debajo del límite detectable, 12 semanas después del tratamiento. Es decir, el individuo ha alcanzado una respuesta viral sostenida (RVS). Habrá una recaída, cuando se detecte ARN del VHC durante el seguimiento. Aunque las recaídas son raras, se recomienda confirmación a las 24 y 48 semanas.
Desde el 2013 se vienen utilizando los medicamentos en combinación, conocidos como antivirales de acción directa (DAA, siglas en inglés). Entre las combinaciones para tratar la Hepatitis C destacan por sus tasas de respuestas muy altas:
Con una selección adecuada del régimen más conveniente a cada caso se consiguen tasas de respuestas del 91-99%. En menos del 2% no se alcanza la RVS a las 12 semanas.
Finalmente, el objetivo de la OMS para 2030 es que el VHC deje de ser una amenaza a la salud mundial. La principal limitación, el coste elevado de los medicamentos.
José Antonio Gelpi Méndez | Director de Divulgación Médica en Cualtis.

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