El eje microbiota-intestino-cerebro, gana cada día más interés entre los investigadores. Por ello, comentamos los aspectos más conocidos que aparecen en una revisión publicada en Journal of Neuroinflamation. La interacción entre microbiota intestinal (MI) y el cerebro podrían tener gran participación en enfermedades neuropsiquiátricas y enfermedades neurodegenerativas. Igualmente, una MI alterada se ha vinculado a enfermedades autoinmunes, enfermedades inflamatorias intestinales y algunos tipos de cáncer.
Trastornos vinculados con disfunción del eje microbiota-intestino-cerebro
Ansiedad.
Autismo .
Enfermedad de Alzheimer.
Parkinson.
Esclerosis múltiple.
Gliomas.
Destacan tres vías de señalización: Ver figura 1B.
Inflamasoma.
Interferon tipo I (ITF-I).
Factor nuclear potenciador de las cadenas ligeras kappa de las células B activadas (NF-kB).
En primer lugar, el inflamasoma tiene la capacidad de activar las citocinas que promueven la inflamación. Tanto que, un inflamasoma activado libera citosinas proinflamatorias tipo interleucinas en el trastorno depresivo mayor. En contraste, los inhibidores de la caspasa-1, reducen la inflamación y la ansiedad, al mismo tiempo que mejoran el MI.
Por su parte, la vía Interferón tipo I se ha relacionado con el rendimiento biológico del Sistema Nervioso Central (SNC). Mientras que, la NF-κB induce importante neuroinflamación en el SNC y síntomas de ansiedad. Incluso, una reducción de la inflamación se ha descrito por el consumo de lactobacilos, aliviando la ansiedad. También, se ha observado deterioro severo de la memoria relacionado con niveles elevados de NF-kB en el hipocampo. Lo mejor de todo, una restauración del equilibrio intestinal mejoró la amnesia.
Indudablemente, los desequilibrios en el eje intestino-cerebro conducen a daño en el SNC. Entre los microrganismos que participan en ello están Bacteroides fragilis, Clostridium, Bacteria filamentosa segmentada, Acinebacter baumannii, Porfhyromonas, entre otros. Así mismo, los metabolitos bacterianos también activan a las células inmunitarias. A modo de ejemplo, un incremento de ácido propiónico y butirato, originados por la MI, protegen de la inflamación. En particular, el ácido retinoico producido por la MI, protege de la neuroinflamación. Contrariamente, la presencia de ácidos grasos de cadena larga, estimulan la formación de factores proinflamatorios.
Paralelamente, surge un nuevo campo en la neurociencia, la Psicobiótica, grupos de probióticos que mejoran el funcionamiento del eje intestino-cerebro. Al mismo tiempo, los probióticos resultan eficaces en el control de la depresión, ansiedad, y los trastornos neurovegetativos. También, producen mejoras en estrés, autismo, insomnio, síndrome de Tourette y en el trastorno de déficit de atención con hiperactividad. Ver figura. La lista de psicobióticos investigados puede ser consultadas en una revisión de ScienceDirect.
Por cierto, la investigación sobre ellos, y los resultados, lo sitúan en un puesto relevante.
Un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Kannapolis; (Estados Unidos), encontró que la diversidad β de la microbiota intestinal mejora la cognición. La diversidad β hace referencia a la variación de comunidades microbianas entre muestras y la diversidad α alude a la variación microbiana en una muestra.
Diversidad de la microbiota mejora la cognición
Los novedosos estudios relacionan el eje intestino-cerebro con la salud mental, la demencia, la depresión y el estado de ánimo. La mayor parte de los estudios son preclínicos y han sido realizados con modelos de animales. Sin embargo, los estudios clínicos son más escasos y se desarrollan con un número reducido de personas. En esta ocasión, el estudio se ha llevado a cabo con personas y con un volumen importante de participantes.
Características del estudio
Se trata de una cohorte transversal en el que participaron 595 individuos con una edad media de 55,2 años y un rango de 40 a 60 años. A todos se les hizo una evaluación clínica a través de pruebas cognitivas. Destacan entre estas, el Test de símbolos y dígitos (DSST), el Test de evaluación cognitiva de Montreal (MoCA) y el Test de aprendizaje verbal auditivo de Rey (RAVLT). Las muestras de heces fecales fueron procesadas en el Instituto de Investigación de Nutrición de la Universidad de Carolina del Norte. Después de la extracción del ADN se procedió al estudio de las taxonomías por secuencias directas, efectuándose una mediana de 115.869 lecturas.
Principales resultados
En el análisis multivariable de las muestras de heces fecales, la diversidad β se relaciona significativamente con todas las medidas cognitivas. Una vez hecho el ajuste de los datos demográficos y las variables clínicas índice de masa corporal (IMC), hipertensión arterial y diabetes, la Barnesiella se asoció positivamente con el primer componente y la fluidez. Por su parte, el grupo Lachnospiraceae también se relaciona positivamente con el DSST; mientras que la Sutterella se relaciona negativamente con el Test MoCA.
Comentario
Un nuevo estudio relaciona el eje intestino-cerebro con la salud mental. En esta ocasión, se encontró que la diversidad β de la microbiota intestinal mejora la cognición. Sin duda, las intervenciones para conseguir mantener una microbiota saludable ayudarán a conseguir un mejor envejecimiento cognitivo. Sin embargo, habrá que seguir investigando en este terreno e ir ampliando la casuística.