El estudio publicado en el Journal of the National Cancer Institute el 21 de mayo de 2025 encontró que mantenerse físicamente activo después de un diagnóstico de cáncer puede mejorar significativamente las probabilidades de supervivencia. Los investigadores analizaron datos de casi 91,000 sobrevivientes de cáncer con una edad promedio de 67 años, de los cuales más de 45,000 murieron durante 11 años de seguimiento.
Los resultados mostraron que realizar actividad física reduce el riesgo de muerte en aproximadamente un 29% en promedio. Además, cumplir con las recomendaciones de 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio vigoroso redujo aún más el riesgo, hasta en un 42%.
El beneficio varió según el tipo de cáncer, con reducciones en el riesgo de muerte de:
- 56% para cáncer oral 
- 50% para cáncer de endometrio 
- 49% para cáncer de pulmón 
- 40% para cáncer de próstata 
- 39% para cáncer de colon 
- 33% para cáncer de mama 
La investigadora principal del estudio destacó que estos hallazgos ofrecen evidencia crucial sobre el impacto positivo de la actividad física en la supervivencia de los pacientes con cáncer.
El ejercicio influye en la supervivencia de pacientes con cáncer a través de varios mecanismos biológicos:
- Reducción de la inflamación crónica: La actividad física disminuye la producción de citoquinas proinflamatorias como IL-6 y TNF-α, lo que ayuda a reducir la inflamación sistémica. 
- Mejora de la función mitocondrial: Se optimiza la eficiencia energética celular, se reduce el estrés oxidativo y se activan vías antioxidantes como Nrf2. 
- Fortalecimiento de la vigilancia inmunológica: Se ha observado un aumento en la actividad de células NK (natural killer) y linfocitos T infiltrantes, fundamentales para la eliminación de células tumorales. 
- Mantenimiento de la estabilidad genómica: El ejercicio ayuda a preservar la longitud de los telómeros y reduce el daño al ADN, lo que contribuye a la protección celular. 
- Regulación epigenética: Se ha demostrado que la actividad física puede modular la expresión génica, favoreciendo patrones asociados a la supresión tumoral y al envejecimiento saludable. 
- Mejora de la condición física general: Un mayor nivel de fuerza muscular y resistencia cardiovascular se ha asociado con una reducción del riesgo de mortalidad por cáncer entre un 31% y 46%. 
Estos mecanismos explican por qué la actividad física es una herramienta clave en la mejora de la supervivencia de pacientes con cáncer.
Los pacientes con cáncer pueden beneficiarse de una variedad de ejercicios adaptados a sus necesidades y capacidades. Algunas recomendaciones incluyen:
- Ejercicio aeróbico: Caminar, nadar o andar en bicicleta pueden mejorar la resistencia cardiovascular y reducir la fatiga. 
- Ejercicios de fuerza: Levantamiento de pesas ligeras o ejercicios con bandas de resistencia ayudan a mantener la masa muscular. 
- Yoga y tai chi: Estas prácticas mejoran la flexibilidad, reducen el estrés y promueven el bienestar mental. 
- Ejercicios en silla: Para quienes tienen movilidad reducida, movimientos suaves desde una silla pueden ser efectivos. 
- Ejercicio funcional: Actividades que imitan movimientos cotidianos, como sentadillas o levantarse de una silla, pueden mejorar la independencia. 
Es importante que los pacientes consulten con su equipo médico antes de comenzar cualquier rutina de ejercicio.
 
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