En la Johns Hopkins University cuentan con un programa denominado Vigilancia
activa del cáncer de riñón. En el mismo se hace un seguimiento periódico por el urólogo
tratante en lugar de hacer un tratamiento complementario. Se planifica analítica
de sangre y estudios de imagen de tórax/abdomen y pelvis para detectar
diseminación de la enfermedad. Se utiliza TAC y RMN de forma alternada cada 3 a
6 meses los dos primeros años y luego semestral o anual. En algunas
evaluaciones se puede introducir la ecografía para reducir la exposición a
radiaciones.
Está pensada para pacientes con diferentes situaciones clínicas:
- Daño renal (creatinina > 1,5 mg / dl)
- Cáncer de riñón hereditario
- Anticoagulación permanente
- Mayores con estado general afectado
- Con enfermedades descompensadas
- No desean recibir tratamiento
Si durante el seguimiento se produce un aumento del tamaño del tumor, se valora la intervención quirúrgica.
El riesgo de diseminación (%)
aumenta con el tamaño del tumor de esta manera:
- Menos de 2 cm: < 1 %.
- 3 cm: 1-2 %.
- 4 cm: 3-5 %.
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