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viernes, 16 de noviembre de 2018

Hígado Graso y Síndrome Metabólico.



El Hígado Graso No Alcohólico (HGNA) es la afección hepática más frecuente en países desarrollados, convirtiéndose en una verdadera epidemia. El HGNA va desde una simple acumulación de grasa en el hígado, pasando por una esteatohepatitis, posterior fibrosis y finalmente la cirrosis hepática.

Aunque los datos epidemiológicos son limitados, la prevalencia estimada en población general varía entre 18,55% en Italia y el 31% en Grecia.  Las tasas de prevalencia aumentan con la edad, la obesidad y en los diabéticos. En estas dos últimas enfermedades el HGNA puede estar presente hasta en el 70% de los casos. Si la obesidad es mórbida la cifra puede alcanzar el 90%.

Hoy en día se reconoce al HGNA como una manifestación del Síndrome Metabólico (SM), siendo éste el factor de riesgo más frecuente. El diagnóstico de SM se estable por la presencia de 3 o más de los siguientes criterios:
  • Hipertensión arterial (PA sistólica ≥ 130 mmHg y/o PA diastólica ≥ 90 mmHg).
  • Triglicéridos ≥ 150 mg/dl.
  • Colesterol HDL < 40 mg/dl en hombres; < 50 mg/dl en mujeres.
  • Hiperglicemia ≥ 110 mg/dl.
  • Circunferencia abdominal ≥102 cm en hombres ≥88 cm en mujeres.

Factores de riesgo.

Entre otros factores de riesgo relacionados con el HGNA se han descrito:
  • Dieta con alto consumo de carnes rojas y procesadas, grasas saturadas, granos refinados, azúcares simples añadidos y bebidas con alto contenido de fructosa.
  • Reducida actividad física.
  • Apnea Obstructiva del Sueño.
  • Tabaquismo.
  • Síndrome de ovario poliquístico.
  • Fármacos: estrógenos, glucocorticoides, tamoxifeno, metotrexato, amiodarona.

Manejo integral del HGNA.

El tratamiento de estos casos incluye:
  • Pérdida de peso gradual, probablemente la principal medida.
  • Dieta Mediterránea: ricas en antioxidantes.
  • Actividad física regular.
  • Tratamiento farmacológico para el HGNA que progresa a fibrosis y cirrosis: pioglitazona, vitamina E, estatinas y silimarina. Todos ellos con bastantes limitaciones en su uso y sujetos a nuevas investigaciones.

Estudio Cualtis sobre Hígado Graso No Alcohólico.

Se realizó un estudio en 1.838 trabajadores que acudieron a reconocimiento médico como parte del Programa de Vigilancia de la salud de Cualtis entre el 01/01/2010 y el 31/12/2010. Los participantes correspondían a personal directivo de empresas de la Comunidad de Madrid. El diagnóstico de HGNA se estableció a través del estudio ecográfico del hígado, prueba diagnóstica no invasiva de aceptación general.

Se encontró una prevalencia global de HGNA en el 44.0% de los estudiados, 54.0% en varones y 7.3% en mujeres. La prevalencia de HGNA presentó diferencias muy marcadas por sexo y estuvo asociada a hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia, colesterol HDL bajo y obesidad abdominal, elementos que caracterizan al síndrome metabólico.

Comentarios y recomendaciones:
  • Es importante la identificación temprana del HGNA en su fase inicial de infiltrado graso e intervenir para evitar la evolución hacia la esteatohepatitis y la cirrosis hepática.
  • La principal medida en el tratamiento de estos casos es la modificación del estilo de vida (dieta y actividad física), así como el control de los factores de riesgo asociados.
  • No existe aún ningún fármaco que ofrezca mejoría significativa de la enfermedad y que al mismo tiempo sea seguro. Varios ensayos clínicos están en curso en la búsqueda de fármacos más apropiados.
  • El cribado del HGNA en los trabajadores debería ser incorporado en Medicina del Trabajo como una medida de interés en Vigilancia de la Salud.
Enlaces:
  • World J Gastroenterol 2018 August 14; 24(30): 3361-3373. doi: 10.3748 / wjg.v24.i30.3361.
  • Clin Exp HEPATOL 2018; 4, 3: 165–174. DOI: https://doi.org/10.5114/ceh.2018.78120.
  • Arch Prev Riesgos Labor 2014; 17 (2):84-90. 
  • http://www.archivosdeprevencion.com/view_document.php?tpd=2&i=521.





martes, 11 de noviembre de 2025

Metformina: historia, indicaciones, mecanismos, aplicaciones clínicas e investigaciones recientes


La metformina es uno de los agentes hipoglucemiantes orales más recetados y ocupa un lugar central en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 y los trastornos metabólicos relacionados. Su amplia utilidad clínica, perfil de seguridad bien establecido y roles emergentes en diversas afecciones lo han convertido en un tema de gran interés médico. Este artículo proporciona una descripción general completa de la metformina, rastreando su desarrollo histórico, indicaciones clínicas, mecanismos de acción y avances recientes en la investigación.

Historia de la metformina

Los orígenes de la metformina se remontan a la década de 1920, cuando el médico francés Jean Sterne investigó por primera vez las propiedades antidiabéticas de los derivados de la guanidina. Estos compuestos, inicialmente aislados de la planta Galega officinalis (lila francesa), demostraron efectos reductores de glucosa pero se asociaron con una toxicidad significativa. Entre los derivados, la metformina (dimetilbiguanida) surgió como el más prometedor debido a su perfil favorable de seguridad y eficacia. La metformina se introdujo por primera vez para uso clínico en Francia en 1957, luego del trabajo pionero de Sterne. La metformina tardaría varias décadas más en obtener reconocimiento y aprobación mundial, particularmente en los Estados Unidos, donde la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) la aprobó en 1994.

Cronología de las indicaciones médicas

  • 1920-1940: Descubrimiento de compuestos de guanidina con propiedades hipoglucemiantes.
  • 1957: Metformina introducida en Francia para el tratamiento de la diabetes tipo 2.
  • Décadas de 1970 a 1980: Uso ampliado en Europa y partes de Asia; Los estudios establecen su eficacia y seguridad.
  • 1994: La FDA aprueba la metformina para su uso en los Estados Unidos como agente antihiperglucémico oral.
  • Década de 2000: La indicación se expande para incluir el síndrome de ovario poliquístico (SOP) y la prediabetes.
  • Década de 2010-presente: Uso en investigación en la enfermedad del hígado graso, síndrome metabólico y como posible agente antienvejecimiento.

Uso en la diabetes mellitus

Rol clínico

La metformina es el tratamiento farmacológico de primera línea para la diabetes mellitus tipo 2 debido a su eficacia comprobada en la disminución de la glucosa en sangre, efecto favorable sobre el peso y bajo riesgo de hipoglucemia. A menudo se usa como monoterapia o en combinación con otros agentes antihiperglucémico. Sus beneficios se extienden a la reducción de los eventos cardiovasculares y la mortalidad general en pacientes diabéticos.

Mecanismo de acción

La metformina actúa principalmente disminuyendo la gluconeogénesis hepática, reduciendo así la producción endógena de glucosa. También aumenta la sensibilidad a la insulina en los tejidos periféricos, particularmente en el músculo esquelético, y mejora la absorción de glucosa. El fármaco ejerce sus efectos a través de la activación de la proteína quinasa activada por AMP (AMPK), un sensor de energía celular, que conduce a adaptaciones metabólicas que favorecen la utilización de la glucosa y la oxidación de ácidos grasos. En particular, la metformina no estimula la secreción de insulina, lo que minimiza el riesgo de hipoglucemia.

Uso en la enfermedad del hígado graso

Indicaciones

La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) se asocia comúnmente con la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2. La metformina se ha investigado como una terapia potencial para la EHGNA debido a sus efectos sensibilizantes a la insulina. Si bien no está aprobado formalmente para esta indicación, varios ensayos clínicos han demostrado mejoras en los niveles de enzimas hepáticas y esteatosis hepática en pacientes tratados con metformina.

Mecanismo

En NAFLD, la metformina reduce la acumulación de grasa hepática al activar AMPK, que inhibe la lipogénesis de novo y promueve la oxidación de ácidos grasos. Esto conduce a una disminución de la síntesis de triglicéridos y una mejor sensibilidad hepática a la insulina. Estos mecanismos contribuyen a reducir el contenido de grasa hepática y la inflamación.

Uso en el síndrome metabólico

El síndrome metabólico se caracteriza por un grupo de afecciones, que incluyen obesidad central, dislipidemia, hipertensión y resistencia a la insulina. Se ha demostrado que la metformina mejora varios componentes del síndrome metabólico, particularmente la sensibilidad a la insulina y el control glucémico. La evidencia respalda su uso en personas con intolerancia a la glucosa para retrasar o prevenir la aparición de diabetes tipo 2. Además, la metformina puede tener efectos beneficiosos sobre los perfiles lipídicos y la presión arterial, lo que respalda aún más su papel en el manejo del síndrome metabólico.

Aplicaciones antienvejecimiento

El interés en la metformina como agente antienvejecimiento ha crecido en los últimos años, impulsado por las observaciones de una incidencia reducida de enfermedades relacionadas con la edad en pacientes diabéticos tratados con el medicamento. Los mecanismos propuestos incluyen la reducción del estrés oxidativo, la modulación de la inflamación y la mejora del metabolismo energético celular a través de la activación de AMPK. Varios estudios a gran escala, como el ensayo Targeting Aging with Metformin (TAME), están en curso para evaluar si la metformina puede extender la vida útil y retrasar la aparición de la morbilidad relacionada con la edad en personas no diabéticas. Si bien los datos preliminares son prometedores, las conclusiones definitivas esperan los resultados de estos ensayos.

Uso prolongado: efectos a largo plazo y monitoreo

La metformina generalmente se tolera bien durante el uso a largo plazo. Sin embargo, la terapia crónica puede estar asociada con la deficiencia de vitamina B12 debido a la absorción deficiente, lo que requiere un seguimiento periódico en pacientes con tratamiento prolongado. La acidosis láctica es un efecto adverso raro pero grave, particularmente en personas con insuficiencia renal u otros factores de riesgo. Se recomienda un monitoreo de rutina de la función renal para minimizar este riesgo. Los estudios a largo plazo no han identificado problemas de seguridad importantes más allá de estas consideraciones, y la metformina sigue siendo un pilar del manejo de enfermedades crónicas.

Efectos secundarios

  • Frecuentes: Trastornos gastrointestinales (náuseas, diarrea, malestar abdominal), sabor metálico.
  • Menos común: deficiencia de vitamina B12, erupción cutánea.
  • Raro pero grave: acidosis láctica, particularmente en casos de disfunción renal o hepática, o deshidratación grave.

La mayoría de los efectos adversos son leves y transitorios, y a menudo se resuelven con un ajuste de la dosis o una titulación gradual. El riesgo de hipoglucemia con la monoterapia con metformina es mínimo.

Otras aplicaciones clínicas

Más allá de su papel establecido en la diabetes y los trastornos metabólicos, la metformina se usa fuera de etiqueta en varias afecciones. En el síndrome de ovario poliquístico (SOP), la metformina mejora la función ovulatoria y la sensibilidad a la insulina. También se ha investigado en diabetes gestacional, oncología (como complemento de la terapia contra el cáncer) y control de peso. Si bien aún están surgiendo datos, estas aplicaciones reflejan los amplios efectos metabólicos del medicamento.

Investigaciones recientes: últimos hallazgos y direcciones futuras

Investigaciones recientes han ampliado el horizonte terapéutico de la metformina. Los estudios en curso están evaluando sus efectos en la prevención de enfermedades cardiovasculares, trastornos neurodegenerativos (como la enfermedad de Alzheimer) y reducción del riesgo de cáncer. El ensayo TAME y otras investigaciones sobre el envejecimiento pueden redefinir su papel más allá de las indicaciones metabólicas tradicionales. Los avances en farmacogenómica también están arrojando luz sobre la variabilidad individual en la respuesta y la tolerabilidad, lo que podría guiar la terapia personalizada en el futuro.

Conclusión

La metformina ha pasado de ser una curiosidad botánica a una piedra angular de la medicina metabólica moderna. Sus mecanismos bien caracterizados, su sólido historial de seguridad y sus aplicaciones clínicas en expansión subrayan su relevancia duradera. La investigación en curso promete dilucidar aún más sus funciones y optimizar su uso tanto en indicaciones establecidas como emergentes. Tanto para los médicos como para los estudiantes, un conocimiento profundo de la metformina es esencial para el manejo eficaz de las enfermedades metabólicas y relacionadas con la edad.

domingo, 21 de septiembre de 2025

Utilidad clínica de la determinación de la resistencia a la insulina (HOMA-IR)

 

El modelo de evaluación de la homeostasis de la resistencia a la insulina (HOMA-IR) está determinado por una fórmula simple: (Glucosa en ayunas x Insulina en ayunas) / 22,5. Los valores normales de HOMA-IR generalmente se consideran inferiores a 1,0 para una sensibilidad óptima, mientras que los valores superiores a 2,5 pueden indicar resistencia a la insulina. El HOMA-IR elevado se observa en la obesidad, la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico. Las recomendaciones dietéticas para HOMA-IR alto incluyen pérdida de peso, mayor ingesta de fibra y menor consumo de carbohidratos refinados y grasas saturadas. Las intervenciones médicas pueden incluir medicamentos como la metformina para mejorar la sensibilidad a la insulina. 

Cómo se determina HOMA-IR
  • Análisis de sangre: Se toma una muestra de sangre después de un ayuno nocturno. 
  • Medición: Los niveles de glucosa e insulina en ayunas se miden a partir de la muestra de sangre. 
  • Cálculo: El índice HOMA-IR se calcula utilizando la fórmula: 
HOMA-IR = (Glucosa en ayunas en mmol/L × Insulina en ayunas en μU/mL) / 22,5

Valores normales de HOMA-IR
  • Sensibilidad óptima: Los valores de HOMA-IR por debajo de 1.0 generalmente se consideran óptimos. 
  • Sensibilidad normal: Los valores entre 1.0 y 2.5 a menudo sugieren una sensibilidad normal a la insulina. 
  • Resistencia a la insulina: Un valor HOMA-IR superior a 2,5 puede indicar resistencia a la insulina. 
  • Variaciones: Los puntos de corte pueden variar ligeramente según la población y los criterios del estudio, por lo que es mejor consultar con un profesional de la salud. 

Enfermedades asociadas con HOMA-IR elevado
  • Obesidad: Un índice de masa corporal (IMC) más alto está relacionado con una mayor resistencia a la insulina. 
  • Diabetes tipo 2: La resistencia a la insulina es una característica clave de la diabetes tipo 2. 
  • Síndrome metabólico: HOMA-IR es un predictor independiente del síndrome metabólico, que involucra un grupo de afecciones que incluyen obesidad, presión arterial alta, azúcar en sangre alta y niveles anormales de colesterol. 
  • Mayor riesgo de enfermedad cardiovascular: Una HOMA-IR alta se relaciona con la hipertensión arterial, dislipidemia y aterosclerosis.
  • Hígado graso no alcohólico: un aumento de la resistencia a la insulina se acompaña de una mayor acumulación de grasa en el hígado acompañando a la inflamación y que puede progresar a la fibrosis del órgano.
Recomendaciones dietéticas y médicas para el HOMA-IR elevado

Cambios en la dieta:
  • Pérdida de peso: Perder el exceso de peso, especialmente la grasa abdominal, puede mejorar significativamente la sensibilidad a la insulina.
  • Fibra dietética: Aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra puede ayudar.
  • Reducción de azúcares y grasas refinadas: Limitar los carbohidratos refinados y las grasas saturadas en la dieta es beneficioso.
  • Dieta mediterránea: Adoptar una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables ha demostrado efectos positivos.
Intervenciones médicas:
  • Medicamentos: A menudo se recetan  medicamentos como  la metformina para mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir los niveles de glucosa en sangre.
  • Ejercicio regular: Realizar actividad física regular ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina.
  • Modificaciones en el estilo de vida: Abordar otros factores como los trastornos crónicos del sueño y controlar el estrés también puede desempeñar un papel.
HOMA-IR y ferritina elevados

Un aumento de la resistencia a la insulina tiene relevancia clínica con ferritina elevada, ya que los niveles de ferritina pueden aumentar debido a la sobrecarga de hierro, y un exceso de hierro puede contribuir directamente a la resistencia a la insulina. Un nivel alto de ferritina también suele indicar inflamación, que a su vez impulsa la resistencia a la insulina. En conjunto, la ferritina elevada y la resistencia a la insulina se asocian con un mayor riesgo de síndrome metabólico y progresión a diabetes tipo 2, lo que contribuye a complicaciones cardiometabólicas adicionales.

miércoles, 23 de octubre de 2024

Hiperferritinemia metabólica

 


La hiperferritinemia metabólica hace referencia a las alteraciones en el metabolismo del hierro asociadas a alteraciones cardiometabólicas y hepáticas. Una propuesta de definición, fisiopatología y criterios diagnósticos aparece publicada en Nature Reviews Endocrinology. A continuación los criterios diagnósticos y los criterios de exclusión.

Criterios diagnósticos actualizados propuestos para la hiperferritinemia metabólica

  • Concentraciones séricas de ferritina: niveles circulantes de ferritina.
  • >300 ng/ml en hombres y >200 ng/ml en mujeres.

Más

  • Evidencia de hígado graso: mediante biopsia hepática, imágenes (incluidas resonancia magnética, ecografía, tomografía computarizada), parámetro de atenuación continua mediante elastografía transitoria o biomarcadores o puntuaciones no invasivas (como el índice de hígado graso, limitado a estudios epidemiológicos).

O bien

  • Diabetes mellitus tipo 2 y/u obesidad (ajustada por origen étnico, IMC >30 kg/m2 en personas de origen europeo).

O bien

  • Dos o más características de metabolismo alterado asociado con la resistencia a la insulina:
  • Sobrepeso (ajustado por etnia, IMC >25 kg/m2 en personas de origen europeo) o aumento de la circunferencia abdominal (ajustado por sexo y etnia, >102 cm en hombres y >88cm en mujeres de origen europeo).
  • Aumento de los niveles circulantes de triglicéridos (>150 mg/dl).
  • Colesterol HDL bajo (<45 mg/dl en hombres y <55 mg/dl en mujeres).
  • Aumento de los niveles de glucosa en ayunas (>100 mg/dl).
  • Hipertensión arterial (>130/85 mmHg o uso de antihipertensivos).
  • Evidencia de hiperinsulinemia en ayunas o resistencia a la insulina (validada localmente, como con un índice HOMA-IR).

Criterios de exclusión:

  • Hemocromatosis, confirmada genéticamente, o evidencia de aumento de las reservas corporales de hierro con aumento persistente de la saturación de transferrina (>50%) u otros trastornos genéticos que afectan el metabolismo del hierro: estos incluyen trastornos del metabolismo del hierro (como la enfermedad de ferroportina), anemias con carga de hierro (como talasemias y anemias diseritropoyéticas) y trastornos hemolíticos.
  • Consumo elevado de alcohol (>60 g por día en hombres y >40 g por día en mujeres en los últimos 6 meses).
  • Anemia, cuando no es leve y está relacionada con el rasgo de talasemia y/o tiene otras variantes de hemoglobina (como hemoglobina falciforme, HbS).
  • Terapia de transfusión de glóbulos rojos o transfusiones sostenidas previas de glóbulos rojos (como después de un traumatismo grave o una enfermedad crítica) o terapia de infusión de hierro reciente (dentro de los 5 años).
  • Enfermedad renal terminal o diálisis.
  • Otras formas de sobrecarga secundaria de hierro, por ejemplo, debido a la exposición a humos de soldadura.
Otro término que se utiliza cuando se identifican personas con la asociación de sobrecarga de hierro y factores de riesgo asociados al síndrome metabólico es el de Síndrome de sobrecarga de hierro dismetabólico (DIOS). Una revisión del tema se puede consultar en Endocrine.


miércoles, 8 de septiembre de 2021

Los beneficios para la salud del resveratrol


    Los beneficios para la salud del resveratrol han sido ampliamente estudiados desde su descripción inicial por el japonés Michio Takaoka en 1939. Corresponde al genetista David Sinclair, Escuela de Medicina de Harvard, la identificación de la actividad del resveratrol sobre las sirtuinas en 2003.

    El resveratrol es un compuesto polifenólico que está presente en la piel de las uvas, arándanos, cacahuetes, moras, frambuesas, nueces y el vino tinto. Se le reconocen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes con un potente poder para la eliminación de las especies reactivas al oxígeno (ROS).

    También tiene un papel importante en la activación de la sirtuina-1 desacetilasa dependiente del NAD, que codifica al gen SIRT1. Se trata de una enzima con una contribución importante en la longevidad, regulación homeostática y en las respuestas al estrés.

    Sus propiedades beneficiosas para la salud están relacionadas con efectos antiinflamatorios y regulación de múltiples funciones celulares. Entre ellas: autofagia, apoptosis, protección mitocondrial, metabolismo de glucosa y lípidos, etc.

Beneficios del resveratrol como nutracéutico


    La protección renal que utiliza diferentes vías ha sido descrita en nefropatía diabética, lesión de tipo isquémica, nefrotoxicidad por medicamentos, obstrucción vías urinarias e infecciones. También se han observado mejoras en la salud cardiovascular, el control de la diabetes mellitus, el hígado graso y el síndrome metabólico.

    Se le ha atribuido propiedades anticancerígenas por estudios in vitro y en modelos de animales. Se han observado efectos antiproliferativos y estimuladores de la apoptosis. También se le considera un potencial agente quimiosensibilizante como medida adyuvante en el tratamiento del cáncer, particularmente en tumores resistentes a la quimioterapia. Sin duda, es un campo interesante de investigación que habrá que seguir de cerca.

    Son numerosas las publicaciones que señalan los beneficios del resveratrol sobre el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. La velocidad de acortamiento de los telómeros; y las estructuras extremas de los cromosomas, predicen el estado de longevidad. La enzima telomerasa actúa alargando a los telómeros.

    Un estudio australiano en el que participaron 129 mujeres postmenopáusicas se aleatorizó a tomar 75 mg de resveratrol dos veces al día frente a placebo. Se apreció una mejora del rendimiento cognitivo general y una atenuación de los efectos cerebrovasculares a los estímulos cognitivos en las que tomaron resveratrol.

Comentario

    Los estudios en humanos del resveratrol son limitados.  Aún; no se pueden asegurar muchos de los beneficios observados en animales, y es de esperar que dispongamos en un futuro próximo de resultados en humanos con un nivel de evidencia confiable. Las principales limitaciones del resveratrol en los estudios clínicos son su baja disponibilidad y su acelerado metabolismo hepático. Con el sistema tecnológico de administración LipiSperse se aumenta la dispersión de compuestos lipofílicos, como el resveratrol, aumentando la biodisponibilidad.

sábado, 30 de marzo de 2024

Riesgos para la salud por el consumo de alimentos ultraprocesados

 

En una publicación aparecida en The BMJ se detallan los resultados de una revisión de 14 estudios de metaanálisis en 45 análisis agrupados incluidos en el período del 2009 al 2013. Han encontrado un incremento de la mortalidad y de la incidencia de las enfermedades más prevalentes por el consumo de los alimentos ultraprocesados.

    El incremento porcentual del riesgo de mortalidad se comportó de la siguiente manera:

  • Mortalidad todas las causas: 21 %
  • Cardiovascular: 50 %
  • Enfermedades cardíacas: 66 %

    El incremento porcentual del riesgo de incidencia se comportó de la siguiente manera:

  • Enfermedad cardiovascular/eventos cardiovasculares: 35 %
  • Hipertensión arterial: 23 %
  • Diabetes tipo 2: 40 %
  • Obesidad: 55 %
  • Síndrome metabólico: 25 %
  • Trastornos del sueño: 41 %
  • Trastornos mentales: 48 %
  • Asma bronquial: 20 %
  • Enfermedad de Crohn: 71 %
  • Colitis ulcerosa: 17 %
  • Cáncer general: 12 %
  • Cáncer de páncreas: 24 %
  • Cáncer colorrectal: 23 %
  • Cáncer sistema nervioso central: 20 %
  • Cáncer de mama: 15 %

    Una investigación reciente publicada en Neurology confirma la asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y un mayor riesgo de deterioro cognitivo y riesgo de accidente cerebrovascular.
    
    En dos comunicaciones anteriores abordamos el tema de los riesgos a la salud de los alimentos ultraprocesados que transcribimos continuación.

Cómo identificar alimentos procesados y ultraprocesados

    Los expertos en nutrición nos dan unas sencillas pautas de cómo identificar alimentos procesados y ultraprocesados. Sin dudas, el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados están relacionados con el daño a la salud. Incrementan el riesgo de cardiopatías, obesidad, cáncer, diabetes mellitus, hipertensión arterial, entre otros problemas de salud. De hecho, aumentan el riesgo de muerte por todas las causas. Se apreció una asociación directa entre el consumo de alimentos ultraprocesados y 32 parámetros de salud.

    Cabría preguntarse si sabemos identificar a la hora de la compra cuáles son los alimentos procesados y ultraprocesados. Se pueden encontrar múltiples definiciones al respecto. Recogiendo los criterios del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y de expertos en el tema podremos distinguir los alimentos en procesados y ultraprocesados.

    Los alimentos procesados han variado su naturaleza original como consecuencia de la congelación o el calentamiento. Así mismo, han sufrido modificaciones respecto a la forma y presentación, como las frutas convertidas en zumos. O bien, los cortes en floretes o ramilletes en verduras (porciones más pequeñas), como en zanahorias, brócolis y otras verduras congeladas.

    Los alimentos ultraprocesados están formados en parte o mayoritariamente de los componentes de diferentes alimentos. Es decir, su contenido tiene poco o ningún alimento intacto. Tal es el caso de refrescos, bocadillos, patatas fritas, cereales para el desayuno y comidas preparadas en general. Igualmente, entran en esta categoría los platos preparados que, en cualquier caso, requieren agua antes de pasarlos por el microondas. Se caracterizan por ser económicos, con sabor agradable y alto contenido en sal, aditivos industriales, carbohidratos refinados y grasas saturadas.

    Sin dudas, mejor fruta entera que zumos, verduras frescas que congeladas y los ultraprocesados son peores alimentos que los procesados. No todo alimento procesado es malo. La industria alimentaria tendrá que esforzarse en conseguir alimentos procesados y, particularmente ultraprocesados, más saludables.

A propósito de los alimentos ultraprocesados

    El interés de los nutricionistas a propósito de los alimentos ultraprocesados crece de forma importante. La revista The American Clinical Nutrition abordó el tema recientemente en dos artículos publicados. En uno de estos, los aspectos conceptuales actuales de los alimentos ultraprocesados y su influencia en las pautas dietéticas se describieron en detalle. En el otro, las limitaciones del concepto actual de los alimentos ultraprocesados se analizaron.

Clasificación NOVA

La clasificación NOVA distingue cuatro tipos de alimentos de acuerdo con su relación con el proceso industrial:

Grupo 1. Alimentos sin procesar o mínimamente procesados

Grupo 2. Ingredientes culinarios procesados

Grupo 3. Alimentos procesados

Grupo 4. Alimentos ultraprocesados

    Los del Grupo 1 son alimentos naturales o mínimamente procesados para su mejor conservación. Los alimentos pasan por diferentes procesos como el vacío, la refrigeración, la pasteurización, la trituración, el tostado, etc.

    En el Grupo 2 los alimentos son naturales que se someten a determinados procesos como el secado, el refinado, la molienda o el prensado.

    Los del Grupo 3 son los alimentos procesados cuyo objetivo es aumentar la durabilidad o el sabor a los alimentos naturales se le añade sal, aceites, conservantes, colorantes, etc.

    Finalmente, los alimentos ultraprocesados o Grupo 4 no son alimentos modificados. En realidad, son formulaciones realizadas con sustancias derivadas de los alimentos a los cuales se le añaden aditivos o son alimentos derivados de otras fuentes orgánicas. En cualquier caso, ningún alimento estará entero. Más bien, contienen sal, azúcares, aceites hidrogenados o interesterificados y proteína de soja. También, tienen alto contenido en jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, azúcar invertido y maltodextrina. Así mismo, se les suele añadir conservantes, antioxidantes, saborizantes, espesantes y humectantes. Definitivamente, el objetivo es conseguir un alimento con marca atractiva, de buen sabor, duradero y con alta rentabilidad.

Influencia en las pautas de dietéticas actuales

    Las evidencias científicas que alertan sobre la mala calidad de los alimentos ultraprocesados van en aumento y, afortunadamente, también van calando en la opinión de los gobiernos y las instituciones sanitarias. Consecuentemente, se refleja en los programas de salud relacionados con una dieta saludable. Sin duda alguna, un mayor consumo de alimentos ultraprocesados está asociado a una morbilidad y mortalidad por enfermedades crónicas más elevada.    

    Cabe destacar que, entre las enfermedades relacionadas al consumo de alimentos ultraprocesados están las enfermedades cardiovasculares, enfermedades cerebrovasculares y diferentes tipos de cánceres. También, hay un mayor riesgo de obesidad, dislipidemia, depresión, hígado graso no alcohólico y daño en la función renal. Definitivamente, los alimentos ultraprocesados se asocian con un aumento de la mortalidad por todas las causas, incluyendo a la cardiovascular y la cerebrovascular.

Limitaciones actuales 

    El propio concepto de alimento ultraprocesado tiene sus limitaciones y habrá que superarlo. Digamos, cuando de aditivos alimentarios se trata hay que pensar que se corresponde con un grupo heterogéneo de sustancias químicas. Habrá que profundizar en las cualidades de cada uno. Por supuesto, tampoco vale que la etiqueta del producto indique que contiene aceite vegetal, sin especificar cuál. Las cantidades de los espesantes, el jarabe de maíz y de otras sustancias que se añaden no siempre se indican. Por último, la mayor parte de los estudios realizados son de tipo observacional. Son necesarios estudios que aborden la relación de causalidad de los alimentos ultraprocesados y las distintas enfermedades.

Comentario:

    Las organizaciones gubernamentales y las autoridades sanitarias deben revisar los programas actuales sobre alimentación saludable. Desde luego, habrá que animar a la población a llevar una alimentación que incluya alimentos sin procesar o mínimamente procesados.  Así mismo, los alimentos con ingredientes culinarios son opciones más saludables. Sin embargo, hay que reducir al mínimo los alimentos ultraprocesados por ser considerados poco saludables. Por último, deben mejorarse las definiciones actuales relacionadas con el tema y las evidencias científicas de la causalidad en cuanto a morbilidad y mortalidad.


sábado, 16 de marzo de 2024

Rezdiffra para la esteatohepatitis no alcohólica con fibrosis

 


Rezdiffra (resmetirom) es un agonista parcial del receptor beta de la hormona tiroidea. (THR-beta), principal receptor de la hormona tiroidea en el hígado. Ha recibido la autorización de la FDA para el tratamiento de la esteatohepatitis no alcohólica (NASH) con fibrosis. El estímulo de este receptor disminuye los niveles de triglicéridos en el hígado.  Como parte del tratamiento de asociarse la dieta y el ejercicio. No está indicado en la cirrosis hepática. Acceda a la Información para el paciente. 

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jueves, 23 de mayo de 2024

Los riesgos para la salud del jarabe de maíz


Los riesgos para la salud del jarabe de maíz se han puesto de manifiesto en varios estudios. El riesgo es atribuido al alto contenido de fructosa.  El jarabe de maíz está presente en algunos yogures, zumos, refrescos, galletas, mermeladas, postres, carnes procesadas, cereales para el desayuno, helados, batidos, diferentes salsas, entre otros alimentos.

Almíbar obtenido de la fécula de maíz

En la industria alimentaria el jarabe de maíz tiene un uso muy extendido para endulzar los alimentos, su bajo coste y poder espesante. El jarabe de maíz, a diferencia de los azúcares de las frutas, se trata de un almíbar obtenido de la fécula de maíz. Actúa a nivel del sistema nervioso central favoreciendo la dependencia y adicción. Se estima que en Estados Unidos el 80 % de la fructosa consumida procede de los alimentos de producción industrial.


Entre los efectos adversos de un consumo elevado de fructosa se describe la resistencia a la insulina, situación que favorece el síndrome metabólico, la obesidad y la diabetes mellitus.  La vía preferente para el metabolismo de la fructosa es la hepática, esto la convierte en un elemento lipogénico que favorece la aparición del hígado graso. Así mismo, la han relacionado con una mayor frecuencia de hipercolesterolemia y aumento del ácido úrico.


Varios estudios han encontrado un aumento del riesgo de adenomas colorrectales asociado al consumo de fructosa. Considerando las calorías totales se estima que por cada 5 %, procedente de la ingesta de fructosa, el riesgo para todo tipo de adenoma se incrementa un 17 %. A su vez, el aumento en los adenomas de alto riesgo es del 30 % y si la ubicación es el recto puede alcanzar el 43 %.


También se ha apreciado una asociación entre el consumo alto de fructosa con el inicio temprano del cáncer colorrectal (CCR). Ello se desprende de los datos de un gran estudio con 95.464 participantes y un seguimiento de la frecuencia alimentaria cada 4 años a través de un cuestionario bien estructurado. Una ingesta alta de fructosa, comparada con un consumo de menos de una porción semanal, aumenta el riesgo de CCR en 2,2 veces. Así mismo, cada aumento del consumo de una porción diaria de fructosa, entre adolescentes de 13 a 18 años, incrementa el riesgo de CCR de inicio temprano en un 32 %. Al parecer la fructosa tiene un mayor efecto sobre el cáncer colorrectal derecho que el izquierdo. 

Mensaje

Los efectos nocivos a la salud del jarabe de maíz es un factor de riesgo modificable. Son necesarias intervenciones educativas que promuevan la reducción del consumo de alimentos con alto contenido de este aditivo. Todo empieza por fomentar una compra de alimentos saludables y ello requiere la revisión de los contenidos que aparecen en el etiquetado y evite aquellos con contenido de jarabe de fructosa. Lamentablemente, no siempre aparece la información detallada de los contenidos y otras veces, si lo mencionan, no especifican las cantidades.