La naranja es un cítrico que aporta beneficios a la salud por su abundancia en vitaminas, minerales, fibras y fitoquímicos. El consumo de naranja se asocia con efectos protectores sobre el riesgo cardiovascular por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y de protección del endotelio vascular. La hesperidina y la naringenina, dos de sus flavonoides, inhiben la generación de las especies reactivas del oxígeno (ROS) como los radicales libres, peróxidos e iones de oxígeno. Las naranjas rojas son ricas en antocianinas que mejoran el efecto antioxidante. También es un alimento útil en la prevención de la diabetes mellitus y el síndrome metabólico, con mejora en la sensibilidad de los tejidos a la insulina.
Tradicionalmente consumimos la pulpa o endocarpo. Las otras partes de la naranja también tienen propiedades nutricionales de interés. Hagamos un repaso de cada una de ellas.
Partes de la naranja:
- Flavedo o exocarpo: es la parte externa, cáscara o corteza.
- Albedo o mesocarpo: es la parte blanca.
- Médula: es el tejido blanco esponjoso que une cada segmento o carpelo.
- Pulpa o endocarpo: es la parte que nos comemos de la naranja y de la que extraemos el zumo.
Flavedo o exocarpo se usa con frecuencia en forma de ralladura, que podría contener residuos en las naranjas cultivadas de forma no ecológica. En un estudio publicado en foods MDPI los residuos de pesticidas se eliminan con el lavado en grifo entre un 26 % y un 84 %. En el proceso de hacer mermeladas se eliminan los residuos de pesticidas entre un 90 % y un 100 %. Los pesticidas con alto coeficiente de octanol-agua no se eliminan fácilmente con el lavado.
Albedo o mesocarpo es rico en vitaminas A,C, B1, B5 y B6; calcio, niacina, riboflavina, folato, fibras solubles, diferentes flavonoides, limoneno, naringenina, pectina y glucarato por lo que se recomienda no descartar esta parte de la fruta. Solemos desecharla porque tiene, particularmente en algunas variedades, un sabor amargo. El consumo de albedo aumenta los niveles de bifidobacterias en el colon e inhibe la lipasa pancreática reduciendo las concentraciones de triacilgliceroles en la sangre.
Es preferible comer la naranja entera, incluyendo albedo y médula, por sus contenidos en nutrientes. La médula también es rica en fibras, entre estas la pectina, con beneficios a la microbiota intestinal por su efecto prebiótico favorable a las bacterias intestinales buenas. Si se desecha la médula perdemos hasta en 30 % del contenido de fibra de las naranjas.
Un dicho italiano dice "Oro por la mañana, plata en el almuerzo, plomo por la noche", aunque esto no ha tenido un respaldo científico. En cualquier momento las naranjas son una opción saludable. Si las ingiere con el estómago vacío se absorben mejor todos sus nutrientes. Son buenas en el desayuno y entre comidas. Si padeces de acidez o reflujo quizás se tolera peor por la noche y con el estómago lleno.