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Información actualizada de aquellas enfermedades que más afectan a la población. Énfasis en los riesgos y las estrategias de intervención para reducirlos.
El tratamiento del cáncer con inmunoconjugados es una novedosa modalidad terapéutica que utiliza un anticuerpo unido a un fármaco, conocidos como conjugados anticuerpo-fármaco (ADC, del inglés Antibody-drug conjugates), para actuar de forma más selectiva contra el tumor. El objetivo de los ADC es mejorar la eficacia y seguridad de los fármacos citotóxicos. También, se busca reducir la resistencia adquirida por los tumores y limitar los efectos secundarios.
Entre las modalidades de los conjugados anticuerpo-fármaco (ADC) se describen:
En una revisión sistemática publicada en Gastroenterology encuentran que con una probabilidad alta se puede establecer el diagnóstico de enfermedad celíaca en pacientes seleccionados si presentan anticuerpos antitransglutaminasas tisular de inmunoglobulina A (tTG-IgA) con valores de ≥10 veces el límite superior normal. Ello supondría evitar hacer biopsias para establecer el diagnóstico.
La transglutaminasa es una enzima que se encuentra en la mucosa del intestino delgado. Cuando se detecta en sangre la presencia de anticuerpos anti tTG-IgA significa que se está produciendo un daño en la mucosa intestinal como ocurre en la enfermedad celíaca. Se trata de una respuesta inflamatoria autoinmune que provoca daño en las vellosidades intestinales. Pueden aparecer falsos negativos de esta prueba en persona con deficiencia de IgA.
Es la primera revisión sistemática que evalúa la posibilidad del diagnóstico de enfermedad celíaca sin biopsia. Se incluyeron en el metaanálisis 18 estudios realizados en 15 países distintos y con la inclusión de 12.103 participantes. Ya se tiene experiencia con su utilización en casos pediátricos y se piensa que puede ser extendido al paciente adulto previamente seleccionado en un entorno de atención secundaria. Además se estima que tiene un coste menor y podría reducir las necesidades de endoscopia y biopsia en un 75 % de los casos. Para el futuro debería considerarse su aplicación en la atención primaria estableciendo unos criterios para su indicación. También, habría que evaluar una correlación entre el umbral de tTG-IgA y el grado de atrofia en las vellosidades.
El Allium sativum L, conocido comúnmente como ajo, ha sido estudiado ampliamente y son ampliamente reconocidos sus beneficios a la salud. Sus orígenes se sitúan en la costa mediterránea y de Asia occidental. Por el olor desagradable que deja en la boca y su carácter picante la utilización en forma cruda es limitada. Algunos consumidores pueden presentar molestias gastrointestinales y cuando se toma en grandes cantidades puede originar efectos secundarios.
Por su parte, el ajo negro se obtiene a partir del ajo crudo después de pasar por un proceso de envejecimiento y es inodoro, tiene un sabor dulce, con una consistencia entre gomosa y gelatinosa. Es una buena alternativa para el ajo crudo entre los que quieren evitar el olor del aliento, el picor o los efectos secundarios. Además, tiene importantes beneficios a la salud por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y anticancerígenas. Una interesante revisión sobre el tema se ha publicado en International Journal of Molecular Science (MPDI).
El proceso de envejecimiento del ajo provoca cambios en las propiedades fisicoquímicas que mejoran sus propiedades antioxidantes. Entre los fitoquímicos presentes en el ajo negro se describen:
Entre los beneficios a la salud destacan las propiedades:
Entre los mecanismos de acción por lo que se producen los efectos antiinflamatorios se describen la activación del factor 2 relacionado con el eritroide 2 (Nrf2), teniendo como objetivos la hemooxigenasa- 1 (HO-1), la glutatión S-transferasa alfa 2 (GSTA2) y la quinona-oxidorreductasa-1 (NQO1). Se han precisado los efectos antiinflamatorios de los fitoquímicos presentes en el ajo como la S-alil-cisteína (SAC), el 5-hidroximetilfurfural (5-HMF), el 2-linoleoilglicerol y el piruvato. También se ha observado la inhibición de los mediadores proinflamatorios y las especias reactivas de oxígeno.Por estudios preclínicos se aprecia una potenciación de los efectos antiinflamatorios cuando se combina con Vitamina C, D y B12.
La actividad anticancerígena del ajo negro se describe por diferentes posibles mecanismos en el cáncer colorrectal, el cáncer de mama, el cáncer gástrico, en el linfoma linfocítico y la leucemia promielocítica aguda. El efecto anticancerígeno del ajo negro es ejercido por inhibición de la proliferación, inducción de la apoptosis y por inhibición de la migración y las metástasis.
En definitiva, la inclusión del ajo negro en la alimentación es una buena opción para promover la salud por sus efectos antiinflamatorios, antioxidantes y anticancerígena. Sabiendo que la inflamación aguda y crónica está presente en la mayor parte de las enfermedades que nos afectan, el consumo de ajo negro pueden tener un interesante papel en una dieta saludable.
Entre las diferentes variedades están: roquefort, gorgonzola, stilton, danés azul, azul de Cabrales, Bleu d'Auvergne, Bleu d'Ambert, doble crema azul.
Entre los beneficios del queso azul se mencionan:
En un estudio preclínico se apreció la inhibición en la propagación de la Chlamydia pneumoniae por acción de proteínas del queso roquefort. Se sabe que la Chlamydia pneumoniae está asociada a infecciones respiratoria y en la etiopatogenia de la aterosclerosis.
Los estudios epidemiológicos indican que el queso azul es un alimento de interés en la prevención de la osteoporosis, la obesidad, el riesgo cardiovascular, pérdida de memoria, raquitismo, caries dental y el riesgo de artritis.
Definitivamente, el queso azul además de tener un sabor único y delicioso, incluido en una dieta equilibrada tipo Dieta Mediterránea, proporciona importantes beneficios a la salud.
Los resultados del estudio PURE publicado en European Heart Journal cuestiona la limitación de las grasas en los lácteos como una opción más saludable. Precisamente, las dietas a base de lácteos enteros, frutas, verduras, nueces, pescado y legumbres se asocian con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte prematura.
El Prospective Urban Rural Epidemiology (PURE) contó con la participación de 80 países de 6 continentes con un total de 244.597 personas incluidas con una salud general buena y sin antecedentes de eventos cardiovasculares. El seguimiento medio fue de 9,3 años.
Se consideraron seis grupos:
Se estableció una escala de 0 al 6 para la valoración de la dieta saludable.
Principales resultados:
Un puntuación de la dieta de ≥5 puntos respecto de una dieta con puntuación de ≤1 puntos se asociació a una reducción del riesgo:
La población fue estratificada por regiones y niveles de ingresos. Una puntuación de la dieta más alta se asoció con menor riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte en las regiones con ingresos nacionales brutos más bajos respecto a los de ingresos brutos más altos.
En definitiva, una dieta con abundancia de verdura, frutas, legumbre, nueces y cantidades moderadas de pescado y lácteos enteros se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad en todas las regiones del mundo.
En otro estudio reciente desarrollado en 21 países y con 147.812 participantes encontraron una menor prevalencia de síndrome metabólico y una menor incidencia de diabetes mellitus e hipertensión arterial entre aquellos con una mayor ingesta de lácteos enteros. La publicación puede consultarse en BMJ Open Diabetes Research & Care.